Este icónico cuadro de Banksy, que estos meses puede admirarse en una retrospectiva sobre el artista urbano en Madrid, fue realizado en el año 2009. Se trata de un óleo sobre lienzo de 2,5 m por 4,2 m, que lo hace muy diferente de otras técnicas como el grafiti o el estarcido, más habituales en su producción. De hecho, es considerado el salto definitivo de la calle a la galería en la trayectoria de Banksy. El cuadro fue adquirido por un coleccionista privado y en 2019 subastado en Sotheby’s por 9,9 millones de libras. Así se convirtió con cierta polémica, y a pesar de la persistente imagen antisistema cultivada por el propio artista, en una pieza de mercado igual que cualquier otra obra de arte moderno.
ARTE e ICONOGRAFÍA
viernes, 2 de abril de 2021
PARLAMENTO DE MONOS
Este icónico cuadro de Banksy, que estos meses puede admirarse en una retrospectiva sobre el artista urbano en Madrid, fue realizado en el año 2009. Se trata de un óleo sobre lienzo de 2,5 m por 4,2 m, que lo hace muy diferente de otras técnicas como el grafiti o el estarcido, más habituales en su producción. De hecho, es considerado el salto definitivo de la calle a la galería en la trayectoria de Banksy. El cuadro fue adquirido por un coleccionista privado y en 2019 subastado en Sotheby’s por 9,9 millones de libras. Así se convirtió con cierta polémica, y a pesar de la persistente imagen antisistema cultivada por el propio artista, en una pieza de mercado igual que cualquier otra obra de arte moderno.
martes, 30 de marzo de 2021
LA BODA
Hoy es el aniversario del nacimiento de Francisco de Goya y voy a unirme a las celebraciones que están apareciendo en redes sociales con una breve reseña de La Boda. Este óleo sobre lienzo de 269 x 396 cm, que se conserva en el Museo del Prado, fue realizado en 1791-1792, y es una de mis obras favoritas del pintor aragonés, principalmente por su despiadada crítica social. Se trata del modelo original de un paño que tejió la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara para la decoración del despacho de Carlos IV, en el palacio de El Escorial, y forma serie con otras escenas campestres y jocosas, como Las mozas de cántaro y El pelele.
El cuadro representa la boda concertada entre una hermosa joven y un hombre feo, gordo y viejo, como resultado de una interesada negociación económica gestionada por el padre de aquella. La escena principal se enmarca extrañamente bajo el arco de un puente de piedra donde se sitúa el cortejo nupcial, encabezado por unos alegres chiquillos y un flautista, seguido por las amigas de la novia, que sonríen con una mezcla de envidia y malicia, en el centro los nuevos esposos, y cerrando el padre junto al cura del pueblo, que se lleva la mano al interior de la capa, como guardándose el dinero recibido por la ceremonia.
Al fondo se ven varios mozos comentando la situación, seguramente desilusionados por haber perdido su oportunidad; el joven de perfil quizás fuera un pretendiente rechazado anteriormente, porque mira el paso de la comitiva con gesto airado. Finalmente, en el extremo de la derecha, fuera del arco de piedra, se distingue a un anciano cabizbajo y triste, que ofrece el contrapunto crítico a este matrimonio de conveniencia. Podría ser el abuelo de la chica, un ilustrado contrario a estas prácticas, o el alter ego del niño que aparece subido a un carro, justo en el otro extremo. Ambos están colocados de frente al espectador y no parecen participar de la escena, lo que ha hecho pensar que su función es alegórica y alude a las etapas inicial y final de la vida humana (la infancia y la ancianidad), siendo la propia boda símbolo de la adultez.
Como indica la web del Museo del Prado, el cortejo está presidido por la desigualdad, puesto que el padre de la novia viste una casaca raída de color verde, que atestigua su pobreza, y el novio, a pesar de su fealdad, luce sus mejores galas para ostentar mayor riqueza. Su casaca roja se singulariza sobre el fondo blanco y ocupa el centro geométrico de la composición, acentuando su soledad. De hecho, la novia parece alejarse de su marido, intentado escapar del destino que le persigue y le agarra torpemente del brazo. El tono general de la escena es festivo, aunque la música y las risas podrían ser de burla.
La sátira está en consonancia con el pensamiento ilustrado, que aborrecía la costumbre social de arreglar matrimonios simplemente por dinero, algo que era muy frecuente en el siglo XVIII. Una obra teatral de Leandro Fernández de Moratín titulada El sí de las niñas (1806), denunciaba de manera más explícita esta costumbre en palabras de uno de sus personajes principales, Doña Francisca:
“¿Pues
no he de llorar? Si vieras mi madre... Empeñada está en que he de querer mucho
a ese hombre... Si ella supiera lo que sabes tú, no me mandaría cosas imposibles...
Y que es tan bueno, y que es rico, y que me irá tan bien con él... Se ha enfadado
tanto, y me ha llamado picarona, inobediente... ¡Pobre de mí! Porque no miento ni
sé fingir, por eso me llaman picarona […] Y dice que Don Diego se queja de que
yo no le digo nada... Harto le digo, y bien he procurado hasta ahora mostrarme
delante de él, que no lo estoy por cierto, y reírme y hablar niñerías... Y todo
por dar gusto a mi madre, que si no... Pero bien sabe la Virgen que no me sale
del corazón.”
domingo, 20 de diciembre de 2020
EL SEPULCRO DE DON ALFONSO VIDAL
La escultura gótica funeraria tuvo un gran desarrollo en Castilla a partir del siglo XIII. En la mayoría de las catedrales y monasterios se construyeron ricos sepulcros para los reyes, nobles, obispos, abades y otros personajes de elevada condición. Al principio se situaron en rincones escogidos de las iglesias, pero después se construyeron capillas funerarias cada vez más importantes, que a finales del siglo XV llegan incluso a diferenciarse del resto del edificio como un cuerpo arquitectónico con entidad propia.
Debido a su importancia como centro artístico de primer orden, en la catedral de León se desarrolló un importante taller escultórico. Allí se acuñó el modelo de tumba adosada a la pared y cubierta por un arcosolio, en el cual la efigie del difunto se colocaba yacente y la decoración podía extenderse por el frontal de la cama, el interior del arco y a veces también el trasdós y la zona circundante. Ejemplos de este prototipo son los monumentos funerarios de los obispos Rodrigo Álvarez, Diego Ramírez de Guzmán y Martín Rodríguez el Zamorano, que en algunos aspectos estilísticos son todavía arcaizantes.
El modelo se extendió por Castilla y tuvo su continuidad en un magnífico conjunto de sepulcros localizados en el transepto la Catedral Vieja de Salamanca. Se trata de los monumentos dedicados a Doña Elena de Castro, al arcediano de Ledesma Don Diego García López y al deán de Ávila Don Alfonso Vidal, que fueron realizados entre finales del siglo XIII y principios del siglo XIV con un lenguaje ya plenamente gótico, como demuestra el perfil del arcosolio, que ya es apuntado. Los tres conservan una rica policromía aplicada no solo en las figuras esculpidas sino también en la decoración mural que les sirve de marco.
A este respecto, el sepulcro de Don Alonso Vidal es especialmente original por la suerte de alfiz y la banda de mocárabes de estilo mudéjar que lo remata, lo que es consecuencia de las fructíferas relaciones interculturales que había en Castilla en aquella época. La figura del yacente apoya la cabeza sobre dos almohadones profusamente ornamentados, tiene los ojos cerrados y la expresión reposada, el cuerpo vestido con una lujosa túnica de rayas y entre las manos descansa un libro. En el interior del arcosolio hay un relieve policromado de la Crucifixión, en el que destaca la figura quebrada de Cristo y el grupo de las Tres Marías, un tanto rígido. En el frontal de la cama se muestra otro relieve, también pintado, formado por dos escenas sucesivas, en un continuo narrativo que se inicia con los tres caballos de los Reyes Magos, que se asoman por la puerta de la izquierda y son sujetados por un paje, sigue la Epifanía con la Virgen y Niño en el centro, y finaliza con la Presentación en el Templo. La arquivolta está poblada de ángeles sentados con diversos atributos y una serie de rosas, en una disposición similar a la de las portadas exteriores de las iglesias góticas. Entre el arcosolio y el remate de mocárabes se abren dos huecos rectangulares donde se ubican las figuras casi exentas de dos evangelistas en su escritorio. La decoración pictórica del muro se completa con flores de lis y escudos ajedrezados que hacen de esta obra un conjunto excepcional en el que se combinan a la perfección todas las artes.Este blog pretende ser un recurso didáctico para estudiantes universitarios, pero también un punto de encuentro para todas aquellas personas interesadas por la Historia del Arte. El arte es un testimonio excepcional del proceso de la civilización humana, y puede apreciarse no sólo por sus cualidades estéticas sino por su función como documento histórico. Aquí se analiza una cuidada selección de obras de pintura, escultura y otras formas de expresión artística, siguiendo en ciertos aspectos el método iconográfico, que describe los elementos formales, identifica los temas que representan e interpreta su significado en relación a su contexto histórico y sociocultural.
